Por: Dámaso Medina Salazar
Recuerdo que cuando era niño escuché decir muchas veces a mis maestros de la escuela y también a otras personas inteligentes e importantes de nuestro Distrito de Sorochuco que “La educación es la mejor herencia que los padres pueden dejar a sus hijos”. Por aquella época de mi etapa escolar, también escuché algunas críticas de personas, que no eran las mencionadas anteriormente, respecto a las decisiones que tomaba una señora de nuestro pueblo, quien venía vendiendo los terrenos que había heredado de sus padres, cada vez que necesitaba dinero para que sus hijos continúen con sus estudios; hoy, los cuatro hijos de esta señora son profesionales, tienen buenos trabajos, no pasan dificultades económicas y a la vez están educando bien a sus propios hijos. Ella entendió bien, en su tiempo, aquel dicho mencionado y tuvo los recursos materiales para poder disponerlos como mejor creyó conveniente. No queremos decir con esto y menos inducir a que nuestros paisanos tomen el camino que siguió aquella buena señora para educar a sus hijos; pero sí queremos decirles que hay que EDUCAR A LOS HIJOS, los recursos económicos pueden provenir de otras, siendo la principal la que proviene del trabajo de los miembros del hogar, a ello se debe agregar el buen ejemplos de los padres: dedicación al trabajo, honradez, honestidad, veracidad y otros valores morales.
Como podemos constatar, aquel dicho tan antiguo, sigue vigente y podemos agregar otra expresión similar que ha resultado como productos de trabajos de investigación: “La educación de la pobreza al que estudia”. Estudios realizados en varios países han demostrado que la persona que tiene más grados de estudios tiene un nivel económico y social superior, respecto del que tiene menos; y, además existe una correlación entre el desarrollo alcanzado por un país y su inversión en educación: “País que invirtió más en educación desarrolló más”.
En Sorochuco, de un lado nos alegra que muchos de nuestros paisanos apuesten por la educación de sus hijos; pero nos apena observar como una gran mayoría no puede hacerlo, principalmente por falta de recursos económicos; y, como consecuencia de la pobreza se reproduce, cual círculo vicioso que no tiene cuando acabar. La solución no es simple: Se requieren principalmente políticas de estado para brindar una educación pública de calidad, gratuita, y para ello el estado necesita los recursos económicos provenientes de las sobre ganancias mineras y los que provengan de una rigurosa recaudación fiscal evitando la evasión de impuestos y la corrupción. Se tendrá mejores colegios bien equipados, maestros capacitados y se podrá brindar becas de estudios a los alumnos más destacados en primaria y secundaria. A esto es posible agregar el apoyo del municipio que también deben apoyar el financiamiento de los estudios superiores de otros tantos alumnos, en universidades e institutos públicos. Además, el gobierno local tiene que protagonizar un rol promotor del desarrollo económico y social de los padres de familia, para mejorar sus ingresos económicos, propiciando el mejoramiento de la ganadería, la crianza de animales menores, la agricultura, fruticultura, floricultura, horticultura, etc.; a través de convenios con universidades públicas, con ONGs. Y otras instituciones de apoyo que permitan el uso tecnificado del agua y del suelo, mejoren las instalaciones de crianza, etc. Esto va a elevar el ingreso económico de muchas personas, recurso que a la vez servirá para que lo inviertan en la educación de los niños y jóvenes. Pero, también, el municipio pueda crear talleres como los de cerámica, destilería, orfebrería y otras artesanías, contratando directamente a los profesores especialistas en estas artes manuales para que capaciten a los jóvenes que no pudieron estudiar una carrera por falta del recurso económico. Los beneficiados serán capaces de crearse sus propios puestos de trabajo confeccionando sus artesanías y vendiéndolas en los mercados de Cajamarca, Celendín, Chachapoyas. El turismo que se genera pronto con el asfaltado de la carretera Cajamarca – Celendín – Chachapoyas, incluyendo a Kuelap, ofrece un potencial gran mercado para las artesanías.
Paisanos de Sorochuco, apoyemos la educación de nuestros hijos y de los niños y jóvenes de nuestro pueblo en general, apoyemos los proyectos que contribuyan a mejorar la educación, porque con buena educación tendremos generaciones con mentes más claras y corazones más sensibles, imbuidos de conocimientos y valores morales, con mejores ingresos económicos; y, todo ello permitirá que nuestro Distrito sea un lugar mucho mejor.
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